La soledad es uno de las grandes preocupaciones de la sociedad contemporánea, tanto es así que en Reino Unido se considera un asunto de estado. La primera ministra británica, Theresa May, anunció hace unos días la creación de un Ministerio de la Soledad para atajar un problema que afecta en el país anglosajón a 9 millones de personas, el 13,7% de la población total.

En diciembre de 2017, El Grupo de Bioinformación del Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud (IACS), liderado por el doctor Pedro Marijuán, publicaba en la revista científica ‘Plos One’ un estudio sobre el estado de las relaciones sociales en el que se evidenciaba una «epidemia de la soledad».

El envejecimiento de la población y una hiperconexión que, lejos de frenar el aislamiento social, ha deteriorado la forma habitual de establecer relaciones y adquirir habilidades sociales causan preocupación global ante un asunto que urge nuevas soluciones para el futuro.

Las personas mayores no quieren vivir solas en la última etapa de su vida. Por eso, entre otros motivos, hace ya unos años que surgieron iniciativas en favor del envejecimiento activo, comunitario y sostenible, basado en compartir y reutilizar servicios y productos. Es el conocido como ‘cohousing’, un movimiento que impulsa la creación de viviendas colaborativas de uso privado en las que se mantiene una economía propia y se comparten espacios y servicios en forma de cooperativa.

El ‘cohousing existe desde hace varias décadas en países como Dinamarca, Suecia y Holanda, entre otros. Aunque esta práctica se está extendiendo entre la población mayor de 60 años en países como España, fue un modelo que comenzó partiendo de las necesidades de familias jóvenes. En nuestro país, el llamado ‘senior cohousing’ comienza a echar raíces con iniciativas de personas mayores que buscan un retiro activo en compañía de amigos con los que conviven, colaboran y comparten experiencias.

En Aragón, la asociación Ecovivienda Cívica Colaborativa (Ecocivic), creada para agrupar y coordinar a todas aquellas personas que comparten la idea de promoción de la vivienda cooperativa en régimen de cesión de uso, tiene como objetivo principal proveer alojamiento digno y estable a las personas asociadas, a partir de la creación de una promoción de viviendas en la que el suelo resulte cedido con un derecho de superficie por las administraciones u otras entidades, y las viviendas sean propiedad colectiva y exclusiva de la cooperativa. Ecocivic está integrada por un grupo de profesionales del sector de la construcción interesados en que distintos grupos de personas puedan conseguir un acceso a la vivienda distinto, según sus inquietudes y necesidades.

Este modelo se basa en que la propiedad del inmueble reside en la cooperativa. Así, sus miembros se benefician de un uso indefinido y transferible de la vivienda “a cambio de una entrada inicial retornable y una cuota mensual asequible”, señalan desde la asociación. «La finalidad es conseguir que se asocien personas a las que les guste esta forma de vida, crear la cooperativa y que esta se autogestione. La aportación inicial suele ser pequeña pero dependerá del numero de cooperativistas, la ubicación, las zonas comunes y los servicios que se decida integrar”, explica José Luis Moriano, tesorero de la asociación. Entre los sectores de población, el más interesado en España en este tipo de viviendas es el de personas mayores de 60 años. “No quieren envejecer solos, sino con gente de su edad, con aficiones y con formas de pensar parecidas y prefieren esta opción antes que ir a una residencia”.